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De descenso y luz. Comentarios acerca de Rumor de niebla. Por Juan Esquivel

 

 

La mirada a veces podrá desdoblarse

y asistir puntual al despliegue alterno

de una conciencia obstinada

en no querer saber

si la palabra que encierra

es temblor o sentir inasible

que atruena y se derrumba

ante el sueño que la fustiga

por la espina de un árbol

no caído del cielo

o por esa tu indolencia

de herirte en mí.

 

 

 

 

Rumor de niebla (Ediciones del lirio, 2020). El poemario puede adquirise en el siguiente enlace. https://edicionesdellirio.com.mx/index.php/product/rumor-de-niebla/

 

 

 

 

 

 

 

 

Bernárdez Mariana, Rumor de Niebla, Ediciones Del Lirio/Bonobos, México, 2020. 122 páginas.

 

 

 

 

 

 

 

De descenso y luz. Comentarios acerca de Rumor de niebla

Por Juan Esquivel

 

 

¿Cómo leer un poema? ¿Cómo acercarse a la poesía en una época donde la mayoría de la gente le tiene mucho miedo porque siempre quiere meter la cabeza para entenderla? Son preguntas que Mariana Bernárdez suele hacer en distintos espacios, sea en sus clases y talleres, sea en sus conferencias y recitales; no pueden ser más ciertas, la poesía debe sentirse e imaginarse antes que comprenderse o explicarse; en especial, cuando se está ante una tan personal y verdadera como la que encontraremos en Rumor de niebla, su último poemario. Un libro que brota desde el silencio, a la mitad de una tierra que no es otra que el cuerpo mismo, lugar donde la escritura más íntima ha de permanecer, «escritura que sujeta / la sílaba al nombre / palabra que al escribirse / nos escribe sobre el viento».

En este libro llaman la atención el índice y la impresión a dos tintas: negro y un tono rojizo como el que daba color a los laberintos de Cnosos. El índice tiene algo de cabalístico: está conformado por siete secciones (como siete también las letras del nombre de su autora) que se espejean: la primera y la última tienen tres poemas, el resto siete, salvo una —la penúltima— de ocho, ¿búsqueda de la perfección? Además, al leer los títulos de los poemas (que son los primeros versos) se forma otro poema.

Con este trabajo, Bernárdez afirma su camino de madurez poética y lo hace a través de una profunda mirada hacia lo vivido, mirada que se torna en convocación o conjura de los recuerdos: una taza de café en Venecia, una visita al museo del Prado, un fin de semana fuera de la ciudad son algunas estancias portadoras de la belleza, y también el preámbulo del dolor y lo terrible porque en lo nimio se entraña el misterio de la vida, y las preguntas que no habrán de tener respuesta: «Quién habrá de poner la semilla en mi boca / y encaminarme al lugar de los muertos / con dos monedas de oro sobre mis párpados».

Si la madurez de nuestra autora se ha prolongado es porque en los distintos temas que aborda en su expresión poética perduran la justeza y la exactitud de la intimidad que de antaño le conocemos: «Pon tu palma en mi pecho / oye retumbar el grito enjaulado / que no es pájaro ni trino». Rumor de niebla es un compromiso con el lenguaje, donde el lector hallará un intento por llevar la palabra más allá de lo utilitario y lo empírico, por lograr que ésta nos aproxime a las verdaderas realidades humanas y espirituales. «… si es falso el lenguaje también es falsa la creación / lo cierto sería la forma / el rayo que atraviesa en neuralgia el rostro / racimo que paraliza acertando lo brutal». Palabra poética de incuestionable honestidad, que permite al lector mirarse en el espejo de cada poema.

 

 

Un descenso

 

La originalidad de Rumor de niebla merecerá muchos comentarios en lo próximo y lo lejano, por ahora, sólo una intuición que la propia autora me ha confirmado en ciertas charlas deshilvanadas: el descenso.

Desde la lectura del primer poema, Rumor de niebla provoca una inevitable sensación de caída (acaso la ausencia de signos de puntuación en todo el libro tenga que ver), ¿hacia dónde el descenso?, ¿hacia lo que Virginia Woolf llamó las oscuras regiones de la psicología? Mircea Eliade ha dicho que la técnica psicoanalítica inauguró un nuevo modo de descensus ad ínferos. Esto es algo que la poesía conoce desde muy antiguo. Como en El pozo de mis ojos o Aliento, sus dos últimos poemarios, Bernárdez, invita a jugar con el lenguaje; pero quizás como nunca esta vez la invitación sea para jugar con la propia conciencia, a quebrarla y descender por sus hendiduras hasta esos sótanos en los que un cúmulo de vivencias, deseos, anhelos, fantasías, temores nos exigen algo más que respirar, donde «tocamos por un instante / la certeza de otros modos de vivir».

Ramón Xirau, gran amigo y maestro de Bernárdez, señala en Palabra y silencio que toda poesía verdadera se aproxima a lo sagrado. Como ya hemos señalado, hay en Rumor de niebla verdadera poesía, pues su lenguaje es una tentativa por bordear el misterio; pero dejémoslo claro: no estamos ante una experiencia mística, sino una poética. El lugar donde se dará a ver «lo totalmente otro» aquello que nuestra autora llamará «lo abierto» y que «nadie sabe cuán profundo / es su hontanar / ni siquiera el borde / que rodea su vacío». Esta mirada nos sitúa en un umbral: «la puerta del infierno / —bien lo sabes— / es la mano que acaricia el corazón / la que desajusta el sentido / e instaura con su paso doble / el reino de la extranjería».

En su descenso, Bernárdez, como Dante, está acompañada: este poemario es un hondo y constante diálogo de la autora con su tradición, ora con ciertos símbolos, ora con otros poetas (Vallejo, Salinas, Celan, etc.), incluso otros campos del arte: «Y Pablo pinta en su ojo revelador / la iridiscencia que anuncia / la pérdida de la razón / el grito mudo del caballo / y el bramido silente / de la madre acunando / por siempre / su caída flor». Conversación que no se pretende diletante ni iniciática, sino vínculo de emociones y experiencias que llevarán, tanto al escritor como al lector, a un saber común: el de haber caminado esta vida.

 

 

El ciervo

 

La imagen del ciervo está en todas las páginas del libro. Símbolo cuya presencia, además de rumiante e indomable, también es lumínica.

¿Lumínica? En sus Experiencias de la luz mística, Mircea Eliade enseña que en toda tradición religiosa el encuentro con la luz indica un nuevo nacimiento espiritual. Y el ciervo es símbolo de la renovación, pues como enseña Juan Eduardo Cirlot en su Diccionario de los símbolos su sentido simbólico «se halla ligado al del Árbol de la Vida, por la semejanza de su cornamenta con las ramas arbóreas»; pero además «el ciervo está en relación con el cielo y la luz». Desde luego que no referimos cualquier luz, sino la luz interior que se da a ver en el hallazgo de lo otro. De los siguientes versos, nótese el epíteto empleado para modificar al sustantivo camino, lugar del encuentro con el ciervo: a veces entre la hojarasca / aparecías Ciervo / hasta que un día por el camino blanco / tras la reja desvencijada de una hacienda / te acaricié apenas cervatillo.

Dice Eliade: «Ya sea experimentada como luz interior o como un fenómeno luminoso en el sentido casi físico, la iluminación confiere a la vez […] facultades supramentales y un conocimiento de orden místico». En este otro encuentro con el ciervo hay algo de lo anterior: «Perdura la blancura / no en hallazgo / ni en liturgia / ni en ristra ni en súplica / sino en los ojos brillados / por esta tu luz / que me va cortando / el pensamiento».

Quizás esto se contradiga con lo expuesto en el apartado anterior. ¿Experiencia mística o poética? «Quede en pregunta la pregunta».

Como bien apunta Vicente Quirarte, autor del posfacio de Rumor de niebla, bajo los versos de Bernárdez corre un río de lava. Tal vez el secreto de esta excelente poeta sea el saber cifrar en sus poemas aquello que de innombrable ciertamente «perturbará el alma» del lector. Una invitación a buscar una hermosa y terrible Ítaca, pero que como toda Ítaca regalará la experiencia del viaje, del descenso…, y de su encuentro no se conservará «moneda alguna / salvo la Sutra / de la palabra».

 

 

 

 

 

 

Juan Manuel Esquivel (Ciudad de México, 1980) es licenciado en Ciencias de la Comunicación por el Tecnológico de Monterrey. Ha participado en talleres y cursos literarios en la Casa del Lago y otros centros culturales. Además de ensayo y traducción también escribe poesía, misma por la que ha sido invitado al programa Al compás de la letra en Radio UNAM. Actualmente es parte del comité editorial de la revista literaria Murmullo de Paloma y prepara su primer poemario.

 

 

 

 

Mariana Bernárdez, poeta y ensayista; realizó estudios de posgrado en Letras Modernas y en Filosofía especializándose en el vínculo entre poesía y filosofía; aborda una tradición de autores para quienes la poesía sobrepasa la orilla del lenguaje eficiente y comunicativo. Sus diferentes oficios le han acercado a autores definitivos en la literatura mexicana como Dolores Castro, Ramón Xirau, Raúl Renán, Angelina Muñiz Huberman, entre otros. Su trayectoria enlaza la creación poética con el ámbito académico y el editorial. Es una de las voces más singulares de su generación por su concepción metafórico-simbólica; Ha sido traducida al inglés, italiano, portugués, catalán y rumano; cuenta con más de una veintena de libros publicados entre poesía y ensayo; algunos títulos Don del recuento, 2012. Nervadura del relámpago, 2013. Escríbeme en los ojos, 2013; traducido al portugués por Nuno Júdice, 2015. En el pozo de mis ojos, 2015;  Aliento, 2017, traducido al portugués por Nuno Júdice, 2018. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (2018-2021) en el área de Poesía.

 

Fotografía: Rogelio Cuéllar

 

 

 

 

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